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Algarabía y Belleza en H2O Salón

Desde que entré de mañana, acelerado de hacer mil cosas, la alegría reinante en la estética me acarició el alma.

Una desconocida que ya había yo visto en alguna parte, colocaba acentos y signos de admiración a la ya tradicional cordialidad del lugar, con sus risas contagiosas y sus divertidos comentarios. Era la única clienta y al principio me sentí como un invasor de su espacio. Ella complementaba de maravilla la amable y ocurrente elocuencia de Miguel, nuestro talentoso escultor de cabezas. Yo, calladito en la sala de espera, trataba de no hacer muy evidente mi curiosidad y procuraba ser discreto con mis espaciados atisbos que solo empeoraban las cosas, pues no daba con su identidad. Quizá era un personaje público y solo la había visto en alguna revista o la televisión, su personalidad y apariencia justificaban la teoría.

Después me pasó Araceli a la silla del placer, donde siempre me lava el pelo. Por unos instantes que parecieron una eternidad, las simpáticas carcajadas de la famosa-desconocida pasaron a ser música de fondo del trance de embriagante ensoñación producido por el siempre exquisito masaje al cuero cabelludo que hábilmente hace Araceli complementado por las cosquillitas que hace el agua tibia al pasar. Un éxtasis craneal que, como cada mes, precede a los artísticos cortes que Miguel hace mientras ameniza con su conversación.

Me sentaron al lado de ella, lo suficientemente lejos para que no me revolcaran las olas de su presencia pero lo suficientemente cerca para sentir la calidez de la alegría que irradia. “La belleza que atrae rara vez coincide con la belleza que enamora” dijo Don Jose Ortega y Gasset, pero aquí una saltaba a la vista y la otra se asomaba cada vez que ella hablaba y reía. La respuesta de Miguel a una llamada me obligó a vacilarlo, pero muy pronto, entre él y sus secuaces me dieron una buena maltratada en son de broma. Cuando terminaron conmigo, la aun desconocida, en son de paz, halagó amablemente a los hombres mayores que lucimos las canas en vez de pintarlas.

Cuando llegó la hora de despedirme, se volvió natural presentarnos mientras me despedía. Borinquen es su nombre. Alguna vez le llevó una espectacular y divertida bolsa de mano a mi compañera Anabelle y de ahí que se me hacia familiar su rostro. Me preguntó mi ocupación para ofrecerme publicidad. Por su tono, sentí que yo ya debía saber en dónde y decidí no preguntarle. Después de todo, no tengo nada que anunciar. Mi ego salió de allí muy bronceadito por su atención. Qué joven tan encantadora.

La mejor ida al salón en las 50 vueltecitas al sol que estoy por completar. Que delicia comenzar las vacaciones así.

Más tardecito iré a una boda que también promete ser espectacular y divertida, se casan en la playa un paceño y una londinense que sumando sus edades son todavía menores que yo. Por lo pronto, entre Miguel, Araceli y Borinquen me mandaron lleno de júbilo a seguir con mis múltiples tareas sabatinas. En el colorido mundo que existe entre mis orejas, aumentó la intensidad de colores y sabores. Las ideas y emociones que allí habitan juguetean en gran algarabía. ¡Gracias!

Algarabía y Belleza en H2O Salón la viví el 31 de Marzo del 2012 que me fui a cortar el pelo para ir a la boda de Moises y Christie que se casaron ese día en Stella y la escribí unos días después para la revista Nice, pero ya no se alcanzó a publicar antes del cierre de ésta.

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